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24 de noviembre de 2009

1. Mi té negro se llenó de hormigas

Leía "cierto" blog y escuchaba "cierta" música que me hizo sentir bastante extraña y me condujo a esos momentos jodones en lo que dan ganas de poner las cartas sobre la mesa (como tantas otras veces) y llorar histéricamente con los resultados.
Pero resulta que ya no quedan cartas, se han ido perdiendo poco a poco hasta quedar con una baraja de ausencia.
Y te das cuenta que llorar es estúpido pero no puedes evitarlo, no sirve ni como catarsis.
Pareciera que el alma está enferma (si es que existe), parece que enloquecerás e intentas evitarlo viendo películas estúpidas y sinsentido, haciendo cosas estúpidas y sinsentido, siendo una persona estúpida y sinsentido. Votas todo a la fregada (como si fuera tan fácil) y te enfrascas en una autorelación destructiva, sólo te necesitas solo te sientes.
Te sientes tan seca, usando metáforas gastadas, caminado con los pies tan viejos.
(¿Podrías dispararle a alguien y no te importaría?)
La sangre no expía los pecados, el frío no se lleva el recuerdo, el sudor no es sinónimo de pasión; todos son cuentos viejos, gastados, letras sin contenido alguno y un sonido de humanidad.
Fumas junto a la ventana, pero no puedes perderte con el humo (ya no), es el humo es que se pierde en ti dejando tu cuerpo cenizo a merced del viento.
(¿Te sirve de algo la sinceridad?)
Sabotea la casa de enfrente, trae los chocolates deseados, el pay de queso, el café caliente. Ve por la noción que te hace falta, recupera las culpas perdidas y deja todo aquello que creas necesitar.
(¿Te sirve de algo el conocimiento?)
El error te conduce al vació, no, también los aciertos.
Tener miedo "suaviza" las caídas, tener miedo es enviciante.
Ningún símbolo te librará.

10 de noviembre de 2009

Almería


Los vientos aquí no tienen insignias en movimiento, pero recorren
una vacía oscuridad, una destemplada luz;
ramas que no se doblan, nunca una flor torturada
se estremece, raíces agotadas, a punto de volar;
alado futuro, marchito pasado, ni semillas ni hojas
dan fe de esos veloces pies invisibles: corren
libres por una tierra desnuda, cuyo pecho recibe
todo el fiero ardor de un sol desnudo.
Tú tienes la Luz por amante. ¡Tierra afortunada!
Que concibe el fruto de su divino deseo.
Mas el seco polvo es todo lo que ella da a luz,
esa hija de arcilla creada por el perpetuo fuego celestial.
Por lo tanto venid, suave lluvia y delicadas nubes, y calmad
este amor radiante que tiene la fuerza del odio.


Versión de J. Isaías Gómez López
Aldous Huxley: Poesía completa Editorial Universidad de Almería, Almería 2008

5 de noviembre de 2009

Ha llegado el momento de huir.